Si nuestro destino es República Dominicana entre los meses de diciembre y abril, probar suerte a avistar las ballenas jorobadas es una excursión casi obligatoria. Podemos no verlas, pero si el azar cae a nuestro favor, será uno de los espectáculos que jamás se olvidarán.
A tres horas y media de Puerto Plata y de BlueBay Villas Doradas, la bahía de Samaná acoge todos los años entre diciembre y abril a más de tres mil ballenas jorobadas que, desde zonas frías como Groenlandia, Islandia o Canadá, acuden al Caribe a aparearse.
El acontecimiento es digno de ver. Los machos de 40 toneladas dan magníficos saltos en el agua, coletazos y aletazos incluidos, para atraer a las hembras. Si no lo logran, el cortejo continúa debajo del agua con canciones que se pueden escuchar a incluso 30 kilómetros.
Existen muchas excursiones, todas debidamente autorizadas y bajo unas estrictas reglas establecidas por el ministerio de Medio Ambiente. Entre ellas, no estar más de media hora en el área de observación.